En nuestra área de nutrición, ofrecemos a nuestros pacientes una valoración completa y personalizada que integra la composición corporal y el análisis de los hábitos alimentarios, teniendo en cuenta los estilos de vida de cada individuo. Identificamos aspectos que pueden afectar el bienestar de la persona, con el objetivo de trabajar en ellos y alcanzar las metas y objetivos propuestos.
La valoración nutricional incluye:
Valoración antropométrica y examen físico: Tomamos medidas de peso, talla, circunferencias y pliegues cutáneos para obtener un análisis detallado de la composición corporal, incluyendo la masa muscular y la masa grasa. Utilizamos tecnología avanzada para el análisis de la composición corporal y la tasa metabólica, además de los instrumentos de medición convencionales.
Análisis de la ingesta: Mediante una anamnesis alimentaria, evaluamos los hábitos alimentarios de cada persona y analizamos el consumo diario de calorías, macronutrientes y micronutrientes. Esto nos permite detectar posibles deficiencias o excesos en la alimentación de manera individualizada.
Análisis de exámenes de laboratorio: Si el paciente cuenta con exámenes de laboratorio previos, los revisamos para identificar posibles problemas metabólicos. En caso necesario, podemos solicitar nuevos exámenes.
Diagnóstico Nutricional: Una vez completada la valoración, proporcionamos al paciente su correspondiente diagnóstico nutricional, estableciendo metas y objetivos a cumplir.
Entrega del plan nutricional: De acuerdo con el diagnóstico y las características personales de cada paciente, ofrecemos la educación nutricional adecuada y planteamos el tratamiento nutricional de manera conjunta con el paciente. Durante la consulta, se entrega un patrón de consumo. En un plazo de tres días hábiles, el paciente recibe un menú individualizado según sus necesidades, preferencias y restricciones alimentarias.
Nuestros especialistas consideran que, para establecer hábitos alimentarios saludables en una persona, es fundamental establecer objetivos que se adapten a su estilo de vida (costumbres, horarios de trabajo/estudio, disponibilidad de alimentos, situación económica, patologías) y que sean sostenibles a largo plazo, no solo a corto plazo.